Si Lennon exhorta sus demonios en sus letras y Harrison busca a Dios en sus melodías podríamos decir que Paul sólo quiere hacer canciones. McCartney podría ser el claro ejemplo de un cancionista, de un trabajador de la canción. Él mismo ha contado que cuando era niño escuchaba a su padre tocar viejas canciones en el piano de la casa, melodías de antaño, de compositores desconocidos y con letras fuera de época. A Paul le gusta traer esas sonoridades y, anclado en el devenir histórico de la música popular Inglesa y Estadounidense, recrear viejas épocas en nuevas composiciones.
Honey Pie es un homenaje a los primeros años del cine de Hollywood, contando la historia de una muchacha inglesa que triunfa en las pantallas de cine y para eso Paul enarbola una canción en tempo de slow jazz, imitando por momentos la voz de Fred Astaire, un solo de guitarra exquisito tocado por Lennon y un arreglo para vientos escrito por Martin.
Una dulzura típica del tío Paul, que nos convida un retrato imaginario de una época que pasó...
Si quieres escuchar la historia y las sesiones de grabación de Honey Pie haz click en el reproductor que aparece en el recuadro de abajo:
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